Me encanta pasear y ver escaparates. Y lo que más agradezco es que hoy en día no he tenido que preocuparme de encontrar un lugar cómodo donde dar el pecho a Lucas.
Aunque fui acompañada de mi delantal de lactancia siempre, si me encontraba en un centro comercial, prefiero acercarme a la sala de lactancia y seguir preservando ese momento con calma e intimidad.
Allí el tiempo se para, tal y como si estuviera en casa, y no siento prisas para que Lucas termine con rapidez. Le dedico el tiempo que el necesite y luego puedo cambiarle tranquilamente el pañal. Sin contar con que coincida con alguna otra mamá y charlemos de todo lo relacionado con nuestros bebés, como me ha pasado a veces.
Confío en las condiciones higiénicas en las que se encuentran.
Tienen microondas, lavabos y muchos de ellos wc tamaño miniatura para los más peques. Es un alivio no tener que meterlo en un aseo de adultos donde no sabes como hacer para que no ponga las manitas en ningún sitio.
Cuando salgo de compras a un centro comercial no tengo que preocuparme de nada. Fuera de ellos, la historia cambia y dá para otro post!
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