De la misma forma que intentamos cuidar nuestro bienestar en el embarazo para que el bebé no reciba estímulos externos desagradable, si estamos lactando, también están recibiendo algo nuestro, que nosotras fabricamos, y queremos darlo lo mejor de nosotros.
De nuevo os cuento mi experiencia:
Leí mucho sobre ello y lo he podido comprobar por mí misma. Para empezar, nada más acercaron a Lucas a mi pecho en el paritorio y empezó a succionar, me invadió un sentimiento de paz que no recuerdo haber experimentado antes.
A pesar de los primeros tiempos en los que resulta más difícil, lento y dolorosa, como consecuencia de irritaciones, grietas en el pecho, ese sentimiento de paz me ha seguido acompañando durante todos estos meses en el momento en el que Lucas ha tomado el pecho.
Meterlo en la cama conmigo para darle el pecho por las noches y quedarme dormida sin apenas moverme me ha ayudado a descansar más que si me hubiera tenido que levantar a preparar el biberón para después dárselo, en contra de lo que a veces perseguimos dando biberón por las noches a los bebés.
Y por otro lado está la oxitocina. Llamada "hormona del amor" que hace que nos entreguemos al 100% a esos momentos sin importarnos nada más.
Por eso la lactancia materna es tan beneficiosa tanto para el bebé como el estado de ánimo de la mamá entre otras cosas.
Ahora bien, si ha sido necesario e inevitable tomar medicación debido a la depresión post-parto, asegurarnos de que la medicación que tomamos es compatible con la lactancia. Sólo los profesionales que nos están ayudando pueden ofrecernos los mejor para nosotras y nuestros bebés.
Dos recomendaciones para amortiguar el estrés:
Basado en una experiencia real Vive sin ansiedad aquí
Anxiety lie aquí
Venciendo tu ansiedad aquí
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