El orden en las comidas

Dentro de mis objetivos he puesto en marcha planificar de nuevo las comidas del día y dar especial importancia al desayuno.

Reconozco que llevo haciéndolo mal toda la vida.

Compaginar la vida familiar con la laboral no es nada fácil y , aunque hay temporadas en las que todo rueda a la perfección, la mayor parte del tiempo para mí lo normal era salir corriendo con el estómago vacío y darme el rimmel y el brillo de labios en el coche parada en un semáforo.

Jamás Gonzalo salió sin desayunar de casa pero muchas veces eché mano de la bolleria industrial o de un tazón de cereales deprisa y corriendo. Los cereales aportan un valor energético pero no lo suficiente para hacer frente al comienzo de un largo día y, principalmente, cuando se trata de niños cargados de vitalidad.

Así que, aprovechando mi nueva vida recién estrenada, quiero mejorar este aspecto de nuestra vida familiar y cambiar el hábito, poniendo especial empeño en la hora del desayuno, la que debe ser la comida más importante del día y, para ello, lo he asemejado mucho más a un almuerzo.

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No desayunar favorece la obesidad. Además, el desayuno debe aportar el 25% de las calorías diarias y en alimentos variados, por ejemplo: lácteos, frutas y cereales, galletas, bizcochos o pan con un poco de aceite de oliva, mantequilla o mermelada, miel, un puñado de frutos secos, un poco de fiambre no graso, huevos revueltos. Consciente de que preparar todo esto no es fácil y para las que tengan que salir corriendo, podríais intentar levantaros diez minutos antes para disponer de tiempo y dejar la mesa preparada la noche anterior, salvo los alimentos que tengan que estar refirgerados.

Aún así, aquí en España almorzamos tarde, con lo que debemos a media mañana tomar algún alimento; una fruta, leche, yogur, sandwich o pincho pequeño.

De lo que no cabe duda es de que tenemos muy presente que nuestros pequeños estén cargados del aporte necesario para que sus energías no queden bajo mínimo y tampoco las nuestras.