Echando brazos por primera vez. ¿Es bueno acostumbrarlos a los brazos?

Es una de las etapas que más me está haciendo disfrutar. ¿Es bueno, es malo?




Hasta el momento, cuando alguien cogía en brazos a Lucas, él se quedaba tranquilo. Parecía que lo mismo daba unos brazos que otros.

Desde hace unos días, cuando se encuentra en los brazos de otra persona, me mira fijamente, y empieza a levantar uno de los brazos en dirección a mí. Demuestra que quiere que lo coja y me encanta.

Fuente de foto: Internet

A veces, durante el desarrollo del bebé, me encuentro con contradicciones. Una de ellas es esta. Lo que leía cuando era un recién nacido ya empieza a no tener la misma validez unos pocos meses después.

Y eso ocurre con el hecho de tener al bebé en brazos.

Ya sabemos cuanto aporta emocionalmente al bebé y a nosotros recogerlo en nuestros brazos, meterlo en la cama, portear con ellos, cuando son recién nacidos.

¿Por qué se empieza a cuestionar más tarde?

Nada ha cambiado. Si el recién nacido está acostumbrado al calor de su mamá porque ha estado 9 meses en ella, protegido y arropado, si cuando nace lo acogemos de la misma forma en nuestros brazos, ¿por qué llega el momento en el que escucho tantos planteamientos de si el bebé se está acostumbrando a los brazos?

Claro, sin duda, se está acostumbrando. Pero ¿qué ha cambiado? Él sigue su desarrollo de forma ordenada.... quizás seamos los adultos los que ya empezamos a cansarnos un poco de soportar un mayor peso y deja de ser tan cómodo. El bebé ya no está calmado y quiere jugar y moverse.

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Bien, es el momento de darnos cuenta de que el bebé tiene vida propia y que, afortunadamente, aún está más despierto a la vida.

Yo sigo cogiéndolo, todo lo que puedo y él me reclama. Sigo pensando que se trata de una etapa demasiado corta y que no durará eternamente.

Y cuando me despliega su sonrisa y le veo los dos granitos de arroz por dientes, cuando me hace ver que me necesita y que se siente feliz conmigo y, ahora, que empieza a levantar su brazo buscándome y señalándome...., que se pare el mundo y todo lo demás, porque mi tiempo es para él.

A veces me encuentro en situaciones en las que no puedo atenderlo de inmediato. Algo en la cocina, una plancha, la ducha, ....  Ya estos momentos me parecen suficientes para que, sin más remedio, se vaya acostumbrando a que no siempre puedo tenerlo.
Pero por todo lo demás, no dejaré de cogerlo solo por preguntarme a mí misma si es bueno o no para él estar en mis brazos.

Personalmente opino que no es bueno, es fantástico!!!