Sus primeros enfados

Ya desde el mes pasado empecé a ver el descontento de Lucas ante lo que no lograba.

Todo empezó cuando, sentado en la hamaca, intentaba alcanzar con la manita el patito ó el sonajero que colgaba del arco de la hamaca. Estaban demasiado lejos entonces y, aunque quería, no lograba hacer llegar la mano a ellos.

Ahora, con cuatro meses y medio, Lucas lleva su mano a donde quiere pero se le presentan otros retos que le hacen enfadar mucho. Es fantástico ver su reacción ante algo que no le gusta. Grita muy enfadado y no rompe a llorar, pero casi. 

Ha sido tanta su frustración con el patito de la hamaca que yo misma he tomado medidas. Lucas logra cogerlo, pero la cinta de la que cuelga es muy corta y es imposible que llegue a su boca. 
Lo que debe ser un tiempo de ocio, juego, logros y diversión, se convierte en un tiempo de agobios tanto para él como para mí. Una cosa es verlo enfadarse un poco con algo, incluso resulta tan dulce ver cómo reacciona, y otra cosa es que sentarse en la hamaca se convierta en una pesadilla. 

No he soportado verlo pasar tan mal. Así que, tijera en mano,


Ahora Lucas y yo estamos más tranquilos!!

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