Infecciones comunes en las guarderías, citomegalovirus y mononucleosis

Son infecciones que pueden entrar en casa y es común que nuestros pequeños las traigan de la guardería

Este curso pasado he convivido con dos infecciones. No sé muy bien cuando empezó todo, porque cuando supe que había estado enferma, ya estaba curada.

Pero sí intuyo que estuvo en todo su esplendor en mí en el mes de Julio.

Empecé a vivir días agotadores, momentos tempranos en el día en los que sentía que sería incapaz de llegar a la noche, o que no podría conducir de vuelta a casa porque las fuerzas me faltaban.

Nuestra rutina diaria, que aún llegado el verano no quise romper, me ayudó a controlar la enfermedad.

Aunque seguían los madrugones para ir a trabajar y el reloj sonaba a las 6:00 de la mañana, mi sueño era reparador y de muchas horas, porque a las 9 de la noche cada día yo ya estaba en la cama.

Cada día, al salir del trabajo terminando la jornada intensiva, recogía a Lucas de la guarde. Como él ya había dormido su siesta, directamente nos marchábamos a la piscina. Allí hacía su merienda y su medio cena. Lejos de tener una tarde relajada, Lucas me llevaba dando carreras de un lado para otro durante las horas que permanecíamos allí. Sobre las siete y media de la tarde lo duchaba y nos marchábamos a casa. Llegaba cada día dormido. Hacíamos un horario de invierno. En su caso entraba dentro de la normalidad. Yo me encontraba derrotada sin poder sentarme un rato a ver la televisión, directa entre sábanas. Solo pensar que podría retrasarme, alterar estos horarios y no tener estas nueve horas de sueño cada noche me hacían temblar. Pero las tuve y esto me ayudó.

En Agosto dejé de ir a la piscina, aún me sentía más incapaz, y pasábamos las tardes tranquilos en casa. Ya Lucas no iba a la guardería en este mes.

Todo esto que, a priori, consideré como un estado de agotamiento sin pensar demasiado en ello, solo poniendo remedio como respetar hasta el extremo mis horas de sueño por la noche, tenían una explicación. Citomegalovirus y mononucleosis,  la segunda comúnmente conocida como la enfermedad del beso. No son graves, pero son lentas y pesadas.

Puntualmente dolor de garganta. Estos han sido mis síntomas.

Y un reconocimiento de mi doctora que no podía creer que hubiera continuado con mi vida normal envuelta en estas condiciones.

Concluyo que después de esto el poder de la mente y la actitud es tan importante ante cualquier enfermedad.

Si durante este período, me lo hubieran diagnosticado, hubiera bajado los brazos, estoy segura, hubiera tenido mi razón, más que suficiente para decir, no puedo más. Y me hubiera merecido este desplome. Así hubiera pensado.

Sin embargo, lejos de pensar que había una enfermedad, funcionas y sigues y sigues cada día con tu ritmo normal con el pensamiento puesto en que ya pasará.

Después de esto termino pensando que tenemos que querernos, escuchar más a nuestro cuerpo y mimarnos más. Lo que no es normal, debe ser reconocido como algo no habitual y debemos reaccionar ante ello.

Y por otro lado, nombrando también que tengo muy cerca a una persona muy querida que está pasando por una grave enfermedad, si llegara esto a nuestras vidas, luchar con una actitud positiva, controlar nuestros pensamientos, disfrutar del instante y saborear nuestros días con lo que más queremos, como ella me enseña con su ejemplo y de la que estoy recibiendo tantas lecciones.

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