Ser madre de dos, monoparental, universitaria, trabajar jornadas de 7 horas diarias ¿hay tiempo para más?

He dado muchas vueltas a cómo explicar la ausencia de mi blog durante 3 meses. El título habla por sí sólo.

Iremos por orden.

Que soy madre de dos, mi mayor con 19 años y Lucas con 3 años ya es bien conocido. El blog no trata de otra cosa.

Sí hablé del teletrabajo la entrada que os recuerdo

Familia y teletrabajo

Creo que no mencioné, y si lo hice fue muy breve, que reduje mi jornada de trabajo una hora y se convirtieron en 7 horas diarias intensivas.

Y no referí que hace año y medio me matriculé en la universidad, a curso completo.

Con esto intentaría responder a la pregunta ¿De dónde sacas el tiempo!!?? que tantas veces me cae encima.

Como con todo, mi primera regla, es que no hay una regla común y decisiva para las cosas. Os puedo contar como es mi vida, como la organizo, como me la tomo, pero este es mi camino, y el tuyo, con toda seguridad será diferente.

Según mi criterio y mi modo de vivir os cito algunos truquillos que pueden aportar alguna idea.

Podríamos empezar por las tareas del hogar. Una buena opción es subcontratar a una persona externa que ayude en las tareas de casa. Sin duda la mejor posibilidad. Pero caigamos en la cuenta de que existe una reducción de jornada y la economía familiar también se vé afectada. Son muchas partidas que atender. El plan B es relativizar. ¿Que si cuesta? Muchísimo.... Cuesta decidir no voy a volver a planchar o el plumero se pasara 10 veces menos de lo que se pasaba antes o me importa un comino si las migas de pan de los bocadillitos de chocolate de Lucas están esparcidas por la alfombra. Sobre todo, entre semana, no hay lugar para ello.

Por cierto, la primera ley que tenía que haber pronunciado antes de todo es, NO VIVO PARA LOS DEMÁS. Quiere decir que si tú superas esta fase, no te importa si no lo superan los demás.

Otra cuestión elemental son las comidas. Aquí no puedes jugar. La combinación de los económico, sano, completo, aportes de nutrientes, no es fácil de manejar. Todo es una cuestión de prácticas. Un menú semanal es lo mejor para mí. No cocino todos los días. No podría estar pensando en ello a diario y materialmente el tiempo no lo permite. La organización es mensual. Indispensable un congelador que pueda con todo. Con una jornada intensiva de fin de semana y medio, a cuatro fuegos a tope, distribución en recipientes y sacando cada día lo que toque, el resto del mes se puede dedicar a otra cosa.

Implicación familiar. Estoy sí que cuenta. En esta casa todo el mundo tiene responsabilidades y las exigencias las dejamos para los reyes magos. Lucas es un amor, con una toallita de manos es capaz de sacar brillo a los candelabros. Necesita sentir que es útil. Para los que no tenéis peques en casa pensaréis que esto es una maravilla, para los que estáis acostumbrados a los peques de la casa sabréis que en algunos momentos esto es una pesadilla! Las toallitas no limpian más que la manos. Por lo demás, lo dejan todo empañado y con unos churretes que mejor no mirar. Si el peque quiere abrir solito la puerta de casa con sus pequeñas y apetecibles manitas, para ayudar, respira hondo. Necesitamos correr pero su ayuda es un beneficio para los dos, por su autoestima y porque irá creciendo y fomentar el espíritu de servicio respentando su deseo es el mayor de los aciertos. Este ejercicio de respiración nos servirá para muchas más cosas.
El mayor tiene más carga de responsabilidades. Diariamente su contribución es tan necesaria que si no fuera por él yo no podría hacer todo esto.
No traumatizamos a nuestros hijos haciendo que en sus planes tengan en cuenta la colaboración y su aportación en casa. La familia la formamos todos. Así que, así es, si yo pongo el lavavajillas y termina el lavado cuando estoy en la oficina, tú lo pones todo en orden. Igualmente con la colada.
Los horarios de Lucas es lo más importante en casa, si uno no está, el otro lo cubre.
Cuando ellos ven que la necesidad existe en casa, lo demandas con respeto, no sin discusiones hasta que las cosas cobran sentido, la respuesta tendría que hacerse ver.

Orden. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Si sacas, metes. Es rítmico. Si cogemos un juguete y dejamos de jugar con él, lo recogemos antes de sacar otro. Se deposita lo menos posible en el fregadero. Las toallas nunca se dejan en el suelo. Si te quitas los vaqueros, la camiseta, se guarda en el cajón o se cuelga de inmediato. Los espacios ordenados ayudan a mantener la calma visual.

Fuente: Internet. Imagen sin derecho de autor

Al margen de estas labores, hablé un poco de ello en la siguiente entrada que os recuerdo.

Equilibrio social y familiar

Nada es tan saludable como compartir el tiempo con los demás. Conversaciones, risas, preocupaciones, proyectos... La comunicación y compartir es un sustento fundamental.

Las horas de trabajo son inamovibles. Esas horas son innegociables a excepción de casos de enfermedad y otras fuerzas mayores, como ya contemplé, en la que la flexibilidad en nuestro propio proyecto o por cuenta ajena es nuestro mayor aliado.

El deporte. No hay que hacer grandes cosas, andar. Y a partir de ahí lo que se nos ocurra si llegamos. Media hora diaria para cuidar nuestro corazón.

Justo ahora estoy recibiendo una llamada. Importantísimo. No atiendo números desconocidos, promociones, fines comerciales... Tu tiempo, ya lo estamos viendo, está medido al milímetro. Todo tiene un precio. Y no lo digo muy alto porque el profesorado de técnicas cuantitativas anularía mi matrícula, pero a no ser que fuera por una causa imperativa, más que importante, no atiendo encuestas.

En lo que respecta a las clases, todo es solucionable. El personal docente siempre hará lo posible por ayudar. Si no es posible asistir, con el interés por delante siempre han dado soluciones.
Adoro el grupo de compañeros que he conocido. Este ritmo es bien sabido por ellos y son muchos los que trabajando y con familia se arrojan a esta aventura.
Compartiendo fatigas, estrés, éxitos y alegrías, se crean lazos de amistad especiales.
De ahí surgen nuevos proyectos y planes futuros, posibles colaboraciones, ilusiones comunes...

Fuente: Internet. Imagen sin derecho de autor
Compartir la Universidad con un hijo es una experiencia única. Igual que en casa nuestros tiempos están compenetrados. No sé cómo ni de qué manera, pero nuestros horarios van rodando como si se hubieran establecido para nosotros. Cuando uno empieza el otro termina. La predisposición a ello no puede faltar. Hay una conciencia de responsabilidad por delante de todo.

Fuente: Internet. Imágen sin derecho de autor

No podemos ajustar nuestros calendarios con varios días de antelación. Cada noche programamos el día siguiente.
Él siempre plantea sus planes mucho más rápido que yo. Su mente es imparable y le tengo que pedir que frene y que no tenga en cuenta si en dos semanas no recuerdo lo que ya tenía previsto con anterioridad.
A veces no nos basta con nosotros dos, aunque hagamos lo imposible para solucionarlo, y entonces intervienen otros familiares que nos apoyan en todo.

La pregunta era, ¿hay tiempo para más?

Nadie dijo que fuera fácil.

A veces he pensado que no. Grandes períodos de tiempo. Pero sí lo hay. Hay tiempo para hacer magdalenas con Lucas, para arrumacos, para nuestros viernes de pizzas y dormir en la cama de mamá por ser fin de semana deshaciéndonos en abrazos, y para el amor en nuestras vidas.

Solo con la peculiaridad de que las personas que se acercan y forman parte de nuestras vidas, amistades, pareja... son afines, positivas, insaciables, creativas, amorosas, comprensibles, respetuosas, son... especiales. Tienen ganas de nosotros y lo que nuestra vida comporta y nosotros de todos ellos.

Espero haber dado ideas y haber empujado alguna pasión.

Intentaré que no pasen otros tres meses sin noticias.



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2 comentarios:

  1. De verdad que te admiro amiga!! No sé cómo puedes con tanto. Vale que los míos son más pequeños y estoy casi todo el Día sola pero al menos para la noche y el fin de semana sí que somos dos mano a mano.
    Tienes un hijo mayor que es un tesoro y me alegro que esté tan implicado en la crianza de su hermano ¡a ver si tomo nota de tu método! Sobre todo de la cocina! Jajajaj

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