Recordáis mi vuelta al trabajo?? Lo celebré a lo grande! Os lo recuerdo aquí
Pues me preparé a conciencia en todos los sentidos. Igual que en la entrevista de trabajo, hace ya más de siete años, que hice para mi empresa, en la que estrenaba unos zapatos que adoraba y que me dieron suerte porque me llevaron a trabajar en mi empresa, el primer día de mi reincorporación de la excedencia también estrené zapatos y los compré en la misma zapatería.
No me digáis supersticiosa porque no lo soy normalmente, pero me hizo ilusión estrenarme de esta forma de la mano de la zapatería que tiene los zapatos más encantadores del mundo ;).
Encontré esos zapatos que me decían con solo mirarlos, soy tuyo.
Los noté un poco estrechos pero no le dí demasiada importancia pensando que era normal que estuvieran un poco duros sin estrenar. Prometían ser muy cómodos con un tacón medio. El número mayor me quedaba un poco grande.
En mi primer día de estreno me dejaron los pies destrozados. En mi nueva posición me tengo que mover bastante y se dió un día de muchas incidencias así que estuve bien poco sentada. Escaleras arriba y abajo todo el día.
Casi daba por acabada mi relación con ellos y me dió por buscar una solución.
La puse en práctica y el resultado ha sido fantástico.
Cogí dos bolsas de las de congelar alimentos y las llené un poco de agua. Metí una en cada zapato y los introduje en el congelador.
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| Bolsas de agua congeladas |
Y ya está! Se agrandaron un poco y en la próxima puesta me he sentido comodísima, un día entero y sin daños y dolor.
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| Fuente: Elaboración propia |
Ahora tengo otros dentro del congelador pero los voy a dejar más de 24 horas y no estoy segura de que funcione si se mojan un poco porque son sintéticos. Ya veremos!!
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Lo primero ¡me encantan los zapatos! Y ya eres la segunda a la que le escuchó ese consejo. Para el próximo par de zapatos que me moleste lo pongo en práctica!
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